El isocronismo

 El isocronismo es la cualidad más importante de un istrumento horario mecánico. Imaginemos una regla de aquellas que teníamos en la escuela (300 mm). Todos los mm son idénticos. Si estos se fuesen alargando o acortando hacia el final de la regla, dicha regla nos serviría para medir distancias cortas pero según fuese aumentando la distancia a medir el error seria cada vez mayor. En relojería hablamos de isocronismo para referirnos a la capacidad de un instrumento horario de mantener una marcha regular independientemente de la fuerza (dentro de ciertos parámetros) proporcionada por su "motor" durante un período dado de tiempo. Durante las 24 horas que siguen al remontaje a fondo del muelle, la fuerza proporcionada por este va decreciendo de manera más o menos regular convirtiendo la obtención del isocronismo en un pequeño desafío. Hay 8 factores que nos van a hacer la vida difícil a la hora de obtener la regularidad de marcha (el isocronismo) de un reloj. Algunos se pueden eliminar, otros reducir al mínimo y otros habrá que compensarlos:

-Fricción: Inevitable entre los pivotes y los rubíes, entre dientes de ruedas y alas de piñones. La cantidad y calidad de los aceites juega aquí un papel importante. Así como unos juegos de altura y laterales justos para limitar las pérdidas en la transmisión.

-Factores externos: Golpes, resistencia del aire. Evidentemente, el uso que demos a nuestro reloj tendrá una influencia en este apartado. La influencia de un golpe será mayor o menor dependiendo de la velocidad a la que se esté moviendo el volante en su arco libre de balanceo. Sin embargo, el relojero es el responsable de ajustar las seguridades del escape para evitar que el reloj se pare debido a deficiencias en ese área.

-Magnetismo: Un problema importante en los relojes antiguos provistos de un espiral en acero cuya marcha se vuelve errática cuando se imantan. En relojes modernos provistos de un volante de glucydur y un espiral compensador (Nivarox, Elinvar, Parachrom) el asunto no es tan trágico. Estos espirales se consideran antimagnéticos porque normalmente recuperan la marcha cuando salen del campo magnético. Desmagnetizar el reloj después del montaje es un paso obligatorio. Es tambiên una buena costumbre desmagnetizar regularmente las herramientas de trabajo.

-Temperatura: Históricamente el tema que más quebraderos de cabeza ha producido en el mundo de la relojería. La compensación lograda con los volantes bimetálicos cortados en las piezas provistas de un espiral en acero fué mas que satisfactoria. El tiempo necesario para ese ajuste nos lo ahorramos hoy en día con los espirales llamados autocompensadores, fabricados en aleaciones cuyo módulo de elasticidad apenas varía en el rango de temperaturas de control utilizados en relojería. De cualquier manera, la bestia negra sigue viva...el error secundario

-La raqueta: Más concretamente los dos pasadores entre los que pasa la espira que sale del pitón hacia el centro del espiral. Un arma de doble filo. Dependemos enormemente de ellos para conseguir una marcha estable y se pueden cometer numerosos errores a la hora de ajustarlos. Por otro lado, bien utilizados tienen un enorme potencial para mejorar el isocronismo de un reloj, sobre todo para compensar el error del escape de áncora.

-El escape: Necesitamos un escape para transmitir el movimiento del rodaje al volante. Por su contrucción, el escape de áncora suizo produce un retraso en la marcha del reloj. Se trata aquí de reducir al mínimo el trastorno producido por el escape con ajustes de juegos, blocajes y caminos perdidos. El toque final para enmascarar el error del escape restante se hará compensándolo con el espiral.

-El equilibrio del volante*: Es muy difícil logar un equilibrio estático del volante perfecto (El volante con el eje remachado y el platillo con su elipse montado). Imperfecciones en los pivotes, en el útil mismo de control, un volante que no es perfectamente redondo... no obstante, es una operación a realizar con extremo cuidado. Los defectos de equilibrio del volante se van desenmascarando según desciende la amplitud del volante produciendo irregularidades de marcha de distinto signo dependiendo de en que posición se encuentre dicho defecto. Es por ello por lo que tanto se insiste en lograr una buena amplitud de volante con la pieza remontada a fondo. 

-El equilibrio del espiral*: Un espiral con una curva interior de virola normal no tiene su centro gravedad sobre su eje. Cuando el volante se balancea, el centro de gravedad del espiral se desplaza en cada expansión y contracción produciendo irregularidades de marcha similares a un defecto de equilibrio estático del volante. Problema evitable con una curva interior Grossmann, excepto honrosas excepciones se prefiere el equilibrado dinámico del volante; solución de medio pelo que solo corrige el error  en la amplitud en la que se realiza la corrección.

*Estos 2 últimos factores solo influyen en la marcha de las posiciones verticales del reloj, razón por la cual el control del isocronismo se realiza con el movimiento en posición horizontal. El control de marcha entre 270° y 180° no debería presentar un error mayor de +01 segundos en movimientos de calidad.

 



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